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lunes, 8 de diciembre de 2014

LA RESTAURACIÓN CIENTÍFICA DE TORRES BALBÁS


En el primer cuarto del siglo XX, los monumentos antiguos se entregaban para su restauración a a arquitectos, algunos de valía, consagrados a la edificación moderna y desprovistos de preparación técnica especializada y de vocación para resolver los complejos problemas que aquéllo suscita.
Casi todos seguían los procedimientos radicales restauradores del arquitecto Viollet-le-Duc y de sus discípulos, viejos ya de medio siglo. Suprimidas las partes de los monumentos que, según el personal criterio del restaurador, no pertenecían a la concepción ni al estilo primitivo, las sustituían por otras copias de las viejas o inventadas, lo que inducía a error a los arqueólogos sin satisfacer a los artistas. La mayoría de los monumentos españoles se rehacían totalmente; al borrar la acción del tiempo quedaban como nuevos, perdidas autenticidad y belleza. [ En torno a la Alhambra, Leopoldo Torres Balbás, 305]


Con estas palabras empieza el capítulo "En torno a la Alhambra" Torres Balbás. Unas palabras que dejan bien situada la teoría de la restauración que sigue vigente gracias a éste arquitecto.
Ya al principio del capítulo nos deja ver su disconformidad con las teorías de Viollet-le-Duc. Esas teorías de la restauración del XIX donde se pretendía volver a un momento del edificio que tal vez nunca existió, homogeneizar el estilo arquitectónico eliminando partes y estilos para quedar-se con uno solo, y esconder las reformas para que pasen desapercibidas.
En gran parte de éste capítulo, Torres Balbás muestra su rechazo a la teoría de Viollet-le-Duc para afianzar y reforzar la suya:

                    [... ]Viollet-le-Duc perseguía una idea inhumana al proponerse restablecer un castillo o una catedral en su plan primitivo, que había sido modificado en el curso del tiempo o que, con frecuencia, no fue nunca seguido [...

                          Ingeniosos en destruir, los discípulos de Viollet-le-Duc no se contentan con demoler lo que no es de la época admitida por ellos. Remplazan las viejas y sombrías piedras por otras blancas, sin razón ni pretexto. Sustituyen por copias nuevas los detalles originales, lo que no merece perdón [...]



Asi pues, despúes de mostrar la discordancia que tenia respecto a la teoría de la restauración en estilo de Viollet-le-Duc, Torres Balbás nos muestra, hablando siempre de la Alhambra cual es su forma de restaurar:




                          Las obras que realicé en la Alhambra durante catorce años fueron de estricta conservación y de máximo respeto a todo lo antigui, con un criterio : Conservar y reparar casi siempre, restaurar tan sólo en último extremo y de tal manera que la obra moderna se distinga claramente de la vieja, huyendo de toda falsificación y superchería, condenable por lo inmoral, anticientífica y nunca artística.



Muy fiel a respetar el paso del tiempo, Torres Balbás se muestra preocupado por el futuro de la Alhambra, por las futuras decisiones de los arquitectos a los que les dedica unas palaras:

                          ¿Tendrán ese criterio de respeto a las obras del pasado, modeladas por la acción fatal del tiempo, que es hoy- y será siempre- patrimonio de las gentes cultas? En pocas semanas, en escasos dias, se puede destruir la obra multisecular al rehacer yeserías, transformar cubiertas, renovar partes del edificio y talar jardines. Es fácil borra la atractiva belleza que la huella de los siglos imprimió en un monumento medieval [...]


Asi pues, extrayendo el máximo significado de cada una de sus palabras, podemos marcar unos puntos clave que nos ayuden a comprender cuales son las máximas de esta teoría de la restauración:


                           Edificio como documento histórico: El edificio es una obra que nos ha llegado desde hace siglos, hay que valorarlo como lo que es, el paso del tiempo sobre una obra de arte.

                           Conservar antes que restaurar: En este capítulo nos cita los aparatados 3 y 5 de la "Carta del restauro" en las restauraciones quede excluida toda obra de complemento o renovación, asi como añadir elementos que no sean estrictamente necesarios para la estabilidad, la conservación y la comprensión del edificio.

                            Materiales reconocibles. Balbás deja clara su critica a la técnica de Viollet-le-Duc de restaurar utilizando los mismos materiales y las técnicas del edificio, haciendo imposible su posterior identificación como piezas nuevas.


                           Estudio histórico del edificio. Es uno de los puntos en común de todas, o casitodas las figuras restauradoras, Desde Viollet-le-Duc, Ruskin y Morris a Carbonara y Lampérez todos proponian estudiar el edificio en su historia y presente para afrontar la restauración de una forma más eficaz y respetuosa.


Para finalizar, he aqui un enlace de un vídeo sobre La restauración científica de Leopoldo Torres Balbás en la Alhambra de Granada.


https://www.youtube.com/watch?v=JaKqxndUybo




Bibliografía:
        -  http://www.iaph.es/export/sites/default/galerias/publicaciones/otras-publicaciones/documentos/balbasdf.pdf
        -  En torno a la Alhambra, Leopoldo Torres Balbás , páginas 305-308

        -Imágenes: http://www.javieraviles.com/noticias/torres-balbas-music-for-documentary/
Redactado por: Jesús Romero Forrat

domingo, 23 de noviembre de 2014


EN BUSQUEDA DE LA ARQUITECTURA ESPAÑOLA

Torres Balbás escribe numerosos artículos sobre arquitectura histórica de Castilla o del norte de España, zonas que él había visitado en sus constantes viajes.

En estas visitas, el arquitecto se centraba en sus cuadernos de campo en los que recogía innumerables notas sobre los monumentos y dibujaba con croquis sencillos la distribución de una planta o detalles de un hueco o una moldura.

Otras veces realizaba viajes minuciosamente preparados para obtener documentación de los monumentos de una región. Estas prácticas, en una época en que la transmisión de imágenes era aún muy precaria, le darían un conocimiento empírico de nuestra arquitectura histórica muy apropiado para iniciar su labor de estudio.

El estudio que hace de los edificios parte de una visión positivista, comparando los monumentos mediante su clasificación tipológica, siguiendo de esta forma la ruta abierta en la historiografía española por Vicente Lampérez y Romea. Pero además pretendía rescatar del olvido algunos edificios, consciente de que era la única forma de salvarlos. Este sentido tiene la serie de artículos que publica en la revista Arquitectura con el título genérico "Rincones inéditos de antigua arquitectura española".

Los claustros románicos, los peculiares cimborrios de algunas de nuestras catedrales, las murallas y fortalezas, las torres y casas fuertes montañesas, la arquitectura barroca gallega, serán algunos de los puntos de atención de esta época, alternando el estudio tipológico con el del edificio único y extendiéndose a veces al conjunto urbano, en un antecedente de lo que posteriormente serían sus estudios sobre urbanismo histórico.

El trabajo de Torres Balbás sobre arquitectura popular fue el primer estudio extensivo sobre esa materia en España, abriendo una vía de estudio que seguirían otros arquitectos como Fernando García Mercada


PREMIOS Y NOMBRAMIENTOS OFICIALES

Su afición al estudio de la arquitectura histórica le hizo presentarse al concurso del Círculo de Bellas Artes para la redacción de un estudio monográfico sobre monumentos españoles, en el que obtuvo el
primer premio con un estudio sobre el monasterio de Monsalud, en Córcoles (Guadalajara), lo que le valió ser nombrado socio de honor de esa institución,

A partir de 1918 desempeña el cargo de Secretario de la Sociedad Central de Arquitectos de Madrid. Forma parte de la primera redacción de la revista "Arquitectura" , junto a Gustavo Fernández Balbuena, Teodoro de Anasagasti y Roberto Fernández Balbuena. Participó exhaustivamente en la confección de cada número. Además de los veinticinco editoriales, escribió sesenta y cuatro artículos en ese período, sin contar los que publicó en otras revistas y periódicos. Torres Balbás fue casi el único teórico español de la arquitectura de los años veinte, siendo de los pocos que mantenían la mente y las ideas claras en medio del confusionismo cultural reinante.

Cuando su nombramiento como arquitecto conservador de la Alhambra le hizo alejarse de la capital de España, desempeñó entre 1923 y 1925 la función de Delegado de Publicaciones. La colaboración de Torres Balbás en la revista Arquitectura inicia un camino de investigación y difusión de la arquitectura que ya no habría de interrumpir nunca en su vida.

En junio de 1919 fue nombrado académico correspondiente por Santander de la Real Academia de la Historia, tras ser propuesto por José Ramón Mélida, Antonio Blázquez y Vicente Lampérez y Romea.



LA APORTACIÓN A LA TEORÍA DE LA CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN.

En el campo de la conservación del patrimonio arquitectónico, Torres Balbás escribirá en este período lo que puede calificarse como la mayor contribución a esta materia en nuestro país. Desde 1918 hasta 1923 van apareciendo en la revista "Arquitectura" artículos en los que critica las actuaciones que eran norma en esta época y expresa unos nuevos conceptos que reflejan las corrientes innovadoras que se estaban originando en Europa.
Esta faceta de su producción teórica se extenderá hasta 1923, año en que al ser nombrado Arquitecto Conservador de la Alhambra, abandonará esta labor para centrarse en la práctica de la conservación de éste y otros monumentos. Diez años más tarde, en 1933, publicará una serie de artículos que serán una revisión de sus conceptos y una presentación de la práctica de la conservación en España.

La nueva actitud que Torres Balbás expresa supone una reacción contra el modo tradicional de actuación, que reivindicando sus raíces en Viollet-le-Duc, era defendido en España por la mayor parte de los arquitectos restauradores, encabezados por Vicente Lampérez y Romea. Esta corriente, denominada "restauradora", perseguía la unidad de estilo en el monumento, para lo cual consideraba legítimo tanto la destrucción de obras posteriores como la reconstrucción de elementos desaparecidos o incluso nunca existentes:

                                        "Restaurar un edificio antiguo es volver a construir 
                                          sus partes arruinadas o a punto de arruinarse en el 
                                                        mismo estilo arquitectónico original"


Torres Balbás parte de la crítica a la práctica habitual y a sus criterios rectores:

                    "La restauración o reconstrucción (...) falsea por completo los monumentos
                     que la padecen. Trata de borrar la acción del tiempo que ha ido añadiendo a 
                      cada antigua construcción obras a veces de gran interés y belleza, para darle 
                     un aspecto teórico, abstracto, desprovisto de vida. Intenta engañar, prestando
                     a los elementos añadidos, que no pueden tener nunca el mismo valor que los
                    antiguos, formas semejantes a éstos, desorientando e induciendo a error con
                   ello al arqueólogo, sin satisfacer al artista, se basa sobre estudios personales,
                     siempre discutibles y sometidos con gran frecuencia al error. Hace perder
                    su carácter de autenticidad al monumento, convirtiéndolo en lo que es un 
                     vaciado respecto a al original"
Frente a ello la propuesta es clara: "Conservar los edificios tal como nos han sido transmitidos, preservarlos de la ruina, sostenerlos, consolidarlos, siempre con un gran respeto a la obra antigua; nunca completarlos ni rehacer las partes existentes"

La nueva corriente que Torres Balbás introduce con sus escritos es, sin negar ciertas raíces en las posturas de Ruskin y en la crítica de literatos y arqueólogos a las restauraciones, una apuesta por las nuevas corrientes racionalistas, aplicadas al aspecto concreto de la intervención sobre la arquitectura histórica.  Éste es el debate real que se produce en torno a los años veinte: una práctica mayoritaria aferrada al eclecticismo romántico se defiende de los ataques de una minoría vanguardista que, con criterios modernos, aplica a la arquitectura histórica las orientaciones que estaban naciendo desde las posturas racionalistas. El entendimiento no puede darse entre quienes hablan de la "unidad" del monumento con lenguaje del pasado y quienes, con palabras de futuro, piensan en términos de diseño moderno, utilización y racionalidad económica.

La opción por el diseño moderno y el rechazo de la proyectación historicista es evidente: "En algunos monumentos puede llegar a ser de absoluta necesidad realizar obra nueva para que no perezcan. En tal caso lo natural, lo lógico, es hacer esa obra con materiales modernos y en un estilo moderno, como se realizó siempre hasta nuestros tiempos de restauraciones. 

                           Ha de permanecer vivo el monumento, en uso, porque tan sólo 
                                         así puede subsistir y cumplir su función social.



Bibliografía:
        -  http://www.iaph.es/export/sites/default/galerias/publicaciones/otras-publicaciones/documentos/balbasdf.pdf
        -  www.ipah.es
        -  http://es.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_Torres_Balb%C3%A1s
                            
       -Imágenes :http://www.uco.es/arte/revista/estudio-conservacionismo-sincretico-leopoldo-torres-balbas.html
Redactado por: Jesús Romero Forrat

martes, 28 de octubre de 2014

La figura de Leopoldo Torres Balbás representa, sin ninguna duda, uno de los más firmes pilares en el campo de la práctica restauradora de edificios de la España de la primera mitad del siglo XX. Es decir, un tiempo en el que los monumentos históricos, en el mejor de los casos, se reparaban para que fueran subsistiendo, porque apenas se concebía la restauración patrimonial como hoy la entendemos.

Es más, cuando de un monumento verdaderamente singular se trataba -valorado entonces por su interés artístico o su significación patriótica- se optaba por intervenciones de alto calado, que en el fondo pretendían mejorar el original y, en cierto modo, casi recrearlo desde la ensoñación y la evocación romántica.
Torres Balbás, educado en los principios de la Institución Libre de Enseñanza, sintió desde muy joven una enorme atracción por el patrimonio histórico de su país, involucrándose de lleno en su estudio y conservación. Su vida es la de un estudioso del arte, de enorme erudición, que se hizo arquitecto -según el mismo reconoce en su discurso de ingreso en la Academia de la Historia-.
                                         “Para consagrarme al estudio y conservación con la autoridad 
                                              técnica -oficial, a lo menos- que ese título podía darme”.





Bibliografía:
        -  http://www.iaph.es/export/sites/default/galerias/publicaciones/otras-publicaciones/documentos/balbasdf.pdf
        -  www.ipah.es
Redactado por: Jesús Romero Forrat